¿REPROCHE?
Hoy voy a escribir algo sobre el reproche, pero no sobre lo que es, eso, todos lo sabemos, «crítica que se hace a una persona por algo que ha dicho o hecho, recriminación», si no por lo que no es. Ayer me di cuenta, de nuevo, en una terapia de pareja de algo que suele ocurrir muy a menudo. El miembro, en este caso, femenino expresaba su sentir, su descontento, deseaba profundamente que su chico se diera cuenta de lo que sentía pero no había manera, él lo vivía todo como un reproche.
Suele ocurrir más a menudo de lo que pensamos, queremos explicarnos, que el otro sepa lo que sentimos o lo que necesitamos, tomamos decisiones y el otro, ofendido además, lo vive todo como un reproche. De nada sirve lo mucho que el otro se explique para que entienda que no le echa nada en cara, ni que nos sentimos superiores o que siempre queremos tener la razón, nada más lejos de la realidad, tan solo expresamos cómo nos sentimos porque necesitamos que el otro nos entienda. Pero hay veces que el otro, no quiere entender y decide lo más fácil: escoger el reproche con el dedo acusador como excusa para poner en el otro la culpa o la responsabilidad.
Y esto, no suele pasar solo en consulta, o en pareja, suele ocurrir en todas partes y en todo tipo de relaciones. A mi, también me ha pasado. Soy una defensora nata, los que me conocéis lo sabéis de sobra, de decir la verdad siempre, sobre todo las molestas, (de esto saben mucho mis alumnos por lo que insisto en el tema), pero es que es una condición indispensable para que una relación, de cualquier tipo, avance y no se queden dentro emociones enquistadas que la irán carcomiendo. Pero las personas que no están acostumbradas a que se les hable desde esa sinceridad y autenticidad, lo siguen viviendo como un reproche o como prepotencia.
¡No! Veamos:
– Expresarnos para que el otro sepa que siento y pienso, no es un reproche.
– Tener la libertad y sinceridad de decir lo que me molesta de ti, lo que haces o que no haces, no es un reproche, ni mucho menos prepotencia ni acusarte de que todo lo haces mal. Tan sólo necesito que sepas lo que me duele, después tú decidirás que haces con eso. Seguir haciéndolo (la relación no avanzará), o poner consciencia para no seguir haciendo daño
– Decir la verdad, aunque te pueda molestar, para que sepamos donde estamos cada uno, no es un reproche. Es una forma de corregir y avanzar de forma sana
– Tomar una decisión desde mi lugar porque sé lo que NO quiero en mi vida, no es un reproche. Siempre y cuando se expresen estas necesidades desde la calma y el respeto, sin etiquetar ni juzgar
Diálogos como estos son muy comunes:
– ¡Siempre me estás reprochando cosas y acusándome de que todo lo hago mal!
– No te lo reprocho, te estoy diciendo lo que siento para que lo sepas
– ¡Me lo estás reprochando! ¡Y como si tu fueras perfecta!
– ¡No!, no me estás escuchando. No es un reproche, solo te cuento lo que me molesta de ti para, si puedes, dejes de hacerlo.
-Ya, porque eres prepotente y siempre quieres que haga lo que tú deseas
Lo mismo que no hay más ciego que el que no quiere ver, no hay más sordo que el que no quiere escuchar.
¿Te has sentido impotente leyendo esta conversación?. Pues imagínate cómo se siente el miembro de la pareja que no se siente ni escuchado, ni comprendido. Incluso, suele ocurrir, que a uno de los miembros le va genial que el otro le exponga su verdad para poner en él la responsabilidad de la ruptura o discrepancia. El reproche, muchas veces va como anillo al dedo para desviar la atención de lo que «he hecho yo», mi parte de culpa en esa nueva situación.
¡Qué fácil resulta poner siempre el dedo acusador en el otro!. A eso se le llama proyección, (mecanismo de defensa), que es la tendencia a hacer responsable al otro o al ambiente de lo que niego en mi. Es un rasgo, actitud, sentimiento o conducta que perteneciéndome a mi, se lo atribuyo al otro. Rechazo lo mío, lo niego y lo pongo en el otro. Claro que tampoco tenemos porque saber esto ¿no?. Nos enseñaron mates y lengua, también idiomas, y eso está muy bien, pero no nos enseñaron a ver la realidad sin venda en los ojos. Ni te cuento la frustración que se siente cuando intentas explicar al otro lo que piensas y sientes y él lo vive todo como un reproche o una señal de superioridad no queriendo escuchar y negándose al diálogo como sería lo normal en personas adultas y conscientes .En ese caso, la persona en cuestión, es incapaz psicológica y emocionalmente de ver la realidad y necesita huir sin escuchar lo que siente el otro. Si esto te pasa, date cuenta a quien tienes al lado y lo poco que le importa lo que sufres o tu necesidad de expresarte. A eso se le llama ceguera emocional y hace más daño, incluso, que si se enfadara por lo que le estás contando. En el enfado, muchas veces, puedes saber cómo es el otro, lo que siente, lo que piensa, lo que le molesta, a menudo es una manera sana de conocerse, pero si se niega a dialogar aunque sea desde la molestia, no hay comunicación posible , y si ésta falla, no hay encuentro de ningún tipo. Solo frustración y dolor porque te sientes incomprendida y no escuchada. ¿Existe mayor cobardía que dar la espalda a la persona que se supone que quieres y huir?. Por eso he puesto la palabra «reproche» entre interrogantes, para que te vayas preguntando cuando estés ante lo que tú crees un reproche, si lo es en realidad. ¿Por qué no empezamos a preguntar al otro y lo escuchamos de verdad?
Vaya…imagina lo que sería hablar desde la calma, la autenticidad, sin venda y sin cera en los oídos, con tu pareja o con quién sea. Desde la humildad. Y empieza a preguntarte cuanta proyección hay cuando acusas a alguien de haberte reprochado algo…así te conocerás mejor, serás más ecuánime y por supuesto crecerás más porque abrirás tu mente a nuevas posibilidades. Y pregúntate también si podría ser posible que estés tan acostumbrado o acostumbrada a que te reprochen cosas, que no ves otra cosa que no sea eso…
Y por supuesto, existen personas que se pasan la vida reprochando cosas al otro sin parar…¿por qué lo hacen?
Eso, se merece otra entrada en el blog…
¿REPROCHE?
4 comentarios
Me ha encantado Ari!
Ahora ya entiendo los mecanismos de defensa e intento darme cuenta de mis proyecciones. Solo tengo que perfilar la valentía de las verdades molestas. Gracias por tanto
Ese es el camino querida Mari…te abrazo y gracias por tu comentario
Estem poc preparats en general a rebre critiques, i en canvi solem ser molt crítics (amb les altres persones i entitats). Jo diria al respecte que ja quelcom d’educatiu, de cultural i potser del que podriem dir-ne immaduressa personal i social. En qualsevol cas el retret considero que es una forma de crítica que te un component acusatori i que cal estalviar o si més no dosificar adequadament.
Totalmente de acuerdo contigo José María! Un abrazo!